Commvault apunta las tendencias en gestión de datos para 2023
Si 2022 parecía el año de la recuperación tras el impacto de la pandemia, la invasión de Ucrania ha hecho saltar todas las previsiones, al menos en el entorno económico. En 2023, y mientras continúe el conflicto, sus efectos también tendrán una gran repercusión a nivel empresarial y tecnológico. Commvault apunta algunas de las tendencias en gestión de datos de cara a 2023.
- La guerra entre Rusia y Ucrania marcará el 2023.
La amenaza de Rusia y las tensiones bélicas siguen vigentes y continuarán afectando en distintos aspectos. Desde el estallido de la guerra, el mundo ha experimentado una avalancha de ciberataques, que no muestran signos de desaceleración. Por lo tanto, la continuidad del negocio será una prioridad en la agenda de todos los directivos.
Por otro lado, la inflación está haciendo que muchas organizaciones tengan que revisar y mirar con lupa sus presupuestos. Sin embargo, esto no hará que se deje de adquirir tecnología, que será clave para la competitividad en este entorno, sino que acelerará las inversiones en tecnologías que permitan optimizar los costes mientras generan valor para el negocio.
- La crisis energética hará necesaria una tecnología más verde.
Si aún no lo han hecho por conciencia medioambiental, la crisis energética que está viviendo Europa, así como la inflación, harán que las organizaciones se replanteen sus gastos y que busquen tecnologías más eficientes.
En este sentido, según aumenta el volumen de los datos en una empresa, mayor es el gasto energético asociado a dichos datos. Una forma de abordar este aspecto y de reducir el consumo, es gestionando los datos ROT, datos redundantes, obsoletos o triviales, que no aportan ningún valor a la empresa, pero cuyo almacenamiento y gestión sí que suponen un gasto.
- Ciberengaño para luchar contra el cibercrimen.
Las amenazas de ransomware están evolucionando y hoy en día la mayoría de los ataques tienen planes que van más allá de negar el acceso a los datos, sino que también pretenden monetizar y explotar los datos empresariales y personales de formas nuevas y maliciosas. Frente a esta evolución de las ciberamenazas, las empresas también deben reorientar su estrategia de seguridad. Es aquí donde entra la tecnología del ciberengaño, o “deception”, donde se desvían los ataques hacia activos falsos, con el fin de ralentizarlo y de obtener información que permite su detección.
La protección moderna de los datos debe detectar y atacar de forma activa las amenazas desconocidas y de día cero con antelación, para defender los datos en el momento en que se inicie un ataque.
- Consolidación de proveedores.
Como se comentaba más arriba, el año 2023 seguirá siendo difícil para las empresas desde el punto de vista económico, lo que llevará a muchas organizaciones a buscar oportunidades de reducción de costes. Esto, combinado con diversas presiones inflacionistas, las obligará a centrarse en proyectos de mayor valor. El ransomware, la migración a la nube y la transformación digital seguirán siendo prioridades que recibirán financiación, mientras que otras áreas de negocio probablemente perderán prioridad. La consolidación será la clave para abordar estas necesidades. Los clientes no buscarán más proveedores, sino proveedores que ofrezcan más soluciones.
- Nueva normativa sobre protección de datos.
En las próximas semanas, podremos ver el texto final de la Ley de Resiliencia Operativa Digital (DORA), un reglamento específico para armonizar el enfoque del sector financiero en materia de ciberseguridad. Aunque pasarán un par de años antes de que su cumplimiento sea obligatorio, los preparativos para cumplir con esta legislación implicarán la revisión de los sistemas informáticos heredados para garantizar que cumplen con la normativa. Cualquier empresa que tenga conexiones con el mercado de la UE tendrá que cumplir la normativa del DORA.
- Mantener la flexibilidad como prioridad.
Las empresas tendrán que mantener la flexibilidad a medida que avanzamos hacia 2023. El juego ha cambiado: ya no se trata de dónde se trabaja, sino de cómo se trabaja mejor. Las empresas seguirán evolucionando sus necesidades tecnológicas y de instalaciones globales para dar cabida a este nuevo entorno de trabajo híbrido al que los empleados no sólo se han acostumbrado, sino que parecen preferir. Con todo esto, la nube seguirá siendo la gran aliada de las organizaciones, y la protección y la gestión de los datos en la nube continuará siendo fundamental.
- Mayor sensibilidad de los datos en la era de la multi-nube.
En los últimos años se ha producido un aumento de la demanda por parte de los individuos de todo el mundo de un mayor control sobre la retención y el uso de los datos personales que las empresas recopilan sobre ellos. Los analistas proyectan que para 2023, más del 65% de la población mundial tendrá sus datos personales cubiertos por varias regulaciones de privacidad. La tendencia al aumento de los ciberataques y los ataques de ransomware agrava el problema, lo que obliga a que los temas de protección de datos y cumplimiento de normativas trasciendan las preocupaciones en torno a la información de identificación personal (PII) de un individuo y se centren en la posibilidad real de que se produzcan violaciones que expongan la propiedad intelectual de una empresa, sus secretos comerciales y otros.
La necesidad de una solución única y robusta que pueda manejar todo, desde la centralización y la optimización de costes de la gestión de datos en la nube, hasta la detección proactiva de ciberamenazas y las capacidades universales de eDiscovery y clasificación de datos sensibles, nunca ha sido mayor. Las empresas que naveguen con éxito en estas aguas y consolidan la protección y la gestión de datos en plataformas inteligentes para reducir costes y evitar la proliferación innecesaria de proveedores son las que no sólo sobrevivirán al próximo año, sino que prosperarán en él.