Tendencias y nuevos mercados en la producción digital

TPB294, oct19. Sin duda lo primero que hay que destacar es el tema de la personalización y la capacidad de ejecutar trabajos a medida. Hay que diferenciarse y saber destacarse entre tanta oferta similar. Por otro lado está la «desprofesionalización»: cada vez se tiende más a equipos que se autorreparan, que predicen sus necesidades de consumo y que no necesitan manos expertas para su manejo y mantenimiento.

En lo Textil, las cifras de producción para 2018 han sido impresionantes: 376,6 millones de m2 para ropa (principalmente camisetas, 22,7% de la producción), y 24,4 millones de m2 para decoración, en claro ascenso. En cuanto a materiales, el poliéster (22,2%) dobla al algodón (13,6%) y supone casi la mitad de los m2 impresos.

La impresión digital está acelerándose el crecimiento su crecimiento, que ronda el 6-8% este año respecto a 2018. Como dije, casi la mitad (47%) responde a tecnología de sublimación, debido a los tremendos costes competitivos de imprimir sobre poliéster. Antes había que llevar a China a imprimir, con los consabidos riesgos de repeticiones, sobrantes, stocks incontrolados, coste del transporte, huella de carbono… China produce mucha contaminación, y eso es una cosa que los consumidores cada vez valoran más negativamente.

En cuanto al textil digital, decir que permite el uso de tintas más acuosas y por tanto menos nocivas en químicos y gases. A su vez, el poder determinar cada vez tiradas más cortas y a medida posibilita ajustar mejor los parámetros de consumo y generar menos desechos.

En Signage, un mercado maduro que en 2009 dio un brusco frenazo, sigue recuperándose desde 2014. El retail y las tiendas cada vez más grandes tiran de la demanda, donde el valor está en las posibilidades de marcar el branding de manera poderosa y muy visual, e innovar en los elementos de decoración de manera personalizada.

En CAD/técnica ocurre algo similar, desde 2014 se vive curiosamente un crecimiento de este campo, pasando de un mercado de 8.700 millones de euros a otro de 20.000 millones de euros. Cada vez hay equipos más compactos y productos más versátiles que hacen las cosas más fáciles y permiten pruebas de composición mucho más baratas.

Finalmente en packaging y etiquetas, el sector ha evolucionado pasando de sistemas analógicos de grandes tiradas y precios por etiqueta a avanzar hacia pedidos cortos, exactos y personalizados, mejorando la respuesta de impresión no supervisada. Todo ello, con un menor consumo energético y, una mayor eficiencia en la producción. En la mayoría de los casos, ya basta con una única pasada del cabezal y permite incluir el dato variable. Quizás quede por mejorar las velocidades de producción.

Josep Maria Coll,

director de la división Commercial & Industrial Printing de Epson Ibérica

 

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