El papel de la IA en la compleja crisis climática, según ESSCA

La IA puede desempeñar un papel crucial en el cambio climático. Por un lado, tiene un innegable impacto negativo en términos de emisiones de gases de efecto invernadero principalmente desde los data centers y el resto de ordenadores del mundo; por otro, ofrece increíbles oportunidades para combatir dichos efectos y del resto de industrias generadoras. Este y otros temas sobre IA y sostenibilidad son la base del nuevo Instituto IA para la sostenibilidad de ESSCA School of Management en París inaugurado el pasado noviembre.

“Un estudio de la Universidad de Massachusetts ha revelado que la huella de carbono del entrenamiento de un solo modelo grande de lenguaje genera emisiones equivalentes a 300 toneladas de CO2, lo que equivale a 125 vuelos de ida y vuelta entre Nueva York y Pekín“, explicó Dejan Glavas, director del nuevo Instituto IA para la Sostenibilidad de ESSCA en su discurso inaugural. Además, “el impacto medioambiental de la IA no se limita a las emisiones de carbono, también tiene un efecto significativo en el uso del agua. Según investigadores de la UC Riverside, el entrenamiento del modelo GPT-3 requirió el consumo de 700.000 litros de agua para refrigerar los centros de datos. Estos mismos investigadores predicen que las actividades relacionadas con la IA podrían generar un consumo de agua de entre 4.000 y 7.000 millones de metros cúbicos al año en 2027, aproximadamente la mitad del consumo anual del Reino Unido”.

Efectos positivos de la IA sobre el medioambiente

Frente a estos efectos negativos de la IA sobre el medioambiente, los aspectos positivos, en general, son más numerosos. Glavas, en su discurso, señaló varios ejemplos de impacto positivo de la IA sobre el medioambiente:

  • La IA ayudará a optimizar la producción, en particular ahorrando en las materias primas utilizadas. Lantek, por ejemplo, está especializada en la optimización de procesos industriales mediante IA.
  • La IA puede utilizarse para crear ciudades inteligentes, ya sea para la gestión del tráfico, de los residuos o de la energía. En Zúrich, por ejemplo, todo empezó con el alumbrado público. Desde 2017, sus farolas inteligentes se encienden en función de la densidad del tráfico rodado, reduciendo el consumo eléctrico del alumbrado público de la ciudad en un 70%.
  • La IA es una herramienta formidable en la lucha contra el impacto del cambio climático. El proyecto Arches de INRIA pretende entender cómo un fenómeno meteorológico como el huracán Patricia en México pasó repentinamente de categoría 1 a 5 (138 a 333 km/h en el espacio de 24 horas). Este proyecto basado en la IA permitirá predecir mejor estos cambios de categoría de los huracanes y anticipar medidas preventivas para reducir la pérdida de vidas humanas y los daños materiales.
  • Como se señala en el Informe Villani de 2018, la IA también puede utilizarse para luchar por la biodiversidad. Una ONG como Rainforest está desplegando herramientas de monitorización acústica unidas a la IA para frenar la deforestación ilegal y la caza furtiva en Puerto Rico.

Todos estos usos positivos de los modelos se basan en algunas cualidades clave de la IA: su capacidad para predecir con precisión, su rapidez y, en muchos casos, su facilidad de uso.

Inauguración del centro de IA sostenible

El acto de inauguración del Instituto IA para la Sostenibilidad de ESSCA estuvo marcado por los discursos de Jean Charroin, CEO de la escuela, Guillaume Schier, decano de Investigación de ESSCA y el profesor especializado en Finanzas Dejan Glavas, que expusieron los objetivos del instituto: analizar el impacto medioambiental de la IA y descifrar y evaluar modelos de utilización de estas tecnologías para ayudar a combatir el calentamiento global.

Los participantes en el evento tuvieron ocasión también de escuchar la intervención del ganador de la medalla Fields (la más alta distinción en el mundo de las matemáticas) y diputado francés Cédric Villani, autor en 2018 del informe parlamentario «Dar sentido a la Inteligencia Artificial», quien destacó la importancia de que los centros de enseñanza superior como ESSCA participen de un tema tan complejo que determinará la dinámica económica, política y social de los próximos años. En este sentido, también señaló la necesidad de siete ingredientes para garantizar el éxito de la transición ecológica: observación, planificación, voluntad, gobernanza, financiación, mano de obra y comportamiento.

El acto concluía con una mesa redonda que brindó la oportunidad de profundizar en las diversas cuestiones que inciden en la IA y el desarrollo sostenible, con enriquecedoras intervenciones de Théo Alves Da Costa, responsable de Desarrollo Sostenible en Ekimetrics y copresidente de Data For Good; Elena Maksimovich, fundadora de la startup Weather Trade Net; Delphine Sabattier, periodista especializada en tecnología; Laurent Inard, socio de Mazars y miembro del Consejo de Supervisión de Mazars Francia; Aude Rychalski, profesora de marketing en ESSCA; y Elise Berlinski, profesora y especialista en IA de la Neoma Business School y de la Copenhagen Business School.

“La IA tiene un potencial enorme para favorecer un futuro sostenible, por este motivo hemos creado este instituto para centrarnos en el impacto de la IA en resolver los desafíos medioambientales y sociales, especialmente en el sector del informe extrafinanciero y la lucha contra el greenwashing“, terminaba Dejan Glavas, profesor de finanzas en ESSCA y responsable del Instituto IA para la Sostenibilidad.

Próximamente en Málaga

La escuela de negocios tiene previsto abrir en Málaga durante 2024 su sede española. Con headquarter en Angers y diez campus en Francia, China, Hungría y Luxemburgo, la apuesta por España en su desarrollo internacional, dado que es un polo de desarrollo empresarial y tecnológico del sur de Europa y está muy bien conectada con América Latina y el norte de África, se enmarca dentro del plan de desarrollo en Europa y participa más activamente en la dinámica del Espacio Europeo de Enseñanza Superior y la libre circulación de los estudiantes. Su campus estará situado en un antiguo convento de la calle Marqués de Valdecañas 4 y contará con 4.000 metros cuadrados.

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