Wolters Kluwer y Cepyme ante la nueva realidad

TPB304 sep20. Ha pasado todo el verano y siguen en pie las conclusiones que se destilaron del encuentro online “Nuevas oportunidades en una economía reinventada” que organizó Wolters Kluwer, enmarcado en su inacabable calendario de seminarios y talleres orientados a la empresa, y que contó en esta ocasión con la presencia de Gerardo Cuerva, presidente de Cepyme (Confederación Española de Pequeña y Mediana Empresa), el profesor de Economía José Mª Gay de Liébana en la Universidad de Barcelona y el propio CEO Pep Aragoneses de Wolters Kluwer.

ANTE UNA audiencia de más de 1.200 personas que concitó el evento, Luis Aribayos, director de economía y transformación digital en Cepyme, dio la bienvenida a la jornada para debatir sobre los efectos que ha tenido para las pymes la situación derivada de la pandemia y las oportunidades que surgen en un futuro inmediato, cómo han impactado los recientes cambios normativos, qué impulso ha tenido la digitalización o cual es la mejor fórmula económica para mantenerse a flote.

Abrió el debate Gerardo Cuerva, presidente de la confederación, sobre la difícil situación que afrontan las pymes, que representan al 99,8% del tejido empresarial español, siendo responsables de más del 60% del empleo y de más del 70% de la actividad. “En 2020 se habían creado 200.000 empresas hasta el estado de alerta en marzo, y se han destruido 130.000 empresas desde entonces. En 2008 había 3,8 millones de empresas, y en 2019 había bajado a 3,4 millones tras haberse remontado los destrozos de la anterior crisis. Con esto quiero decir que cuesta mucho trabajo el crear o recomponer una empresas. Añadir al nuevo escenario un 24% de la tasa de paro es letal y si la economía va a caer entre un 9 y un 16% según las predicciones ya ni te cuento. Lo que hay que hacer es salvar a la pyme”.

Las medidas urgentes para lograrlo pasan por el aumento de liquidez, la flexibilización de las obligaciones tributarias y la extensión de los ERTE, entre otras, pero también por la innovación y la digitalización de este tejido empresarial. “Las empresas deben mantener sus obligaciones de pago, pero no hay actividad económica, está todo parado o a medio gas. Y para poder acometer los incrementos de inversión, es muy duro tener que elegir entre progresar o quedarme como estoy, y el ICO no regala el dinero, supone un aumento de mi capacidad de endeudamiento y un sobreesfuerzo”, añade Cuerva. “Sigue habiendo mucha burocracia para los ICOs y necesitas avales. Podría haber un ticket mínimo ‘express’ para una cantidad de 10.000-50.000 euros que no necesitase tanto papeleo, o incrementar los plazos de amortización y las carencia. Hay que darles una vuelta y más flexibilidad”. Eso en cuento a flexibilidad; respecto a las obligaciones ante el fisco, “también se podrían relajar en los umbrales de facturación de 60.000 a 300.000 euros, y no solo estos tres meses de carencia. La generación de un marco de seguridad jurídica es fundamental para crear certidumbre. Si no, no funciona la actividad económica. Tampoco hay que demonizar ni polarizar la figura del empresario. Las compañías son necesarias para el bienestar de la sociedad, y más para salir de está grave situación”.

Sobre la necesidad de cambios legislativos de calado, el presidente de la Cepyme señalaba que en la vida “hay cosas urgentes, cosas necesarias y cosas imprescindibles. Durante los últimos 40 años ha habido diálogo social; no vale obviarlo, por intereses del corto plazo electoral. Pero hay que encontrar el momento de cada una. Hay reformas necesarias que hay que acometer, pero no es el momento de una reforma laboral radical, sino de medidas coyunturales para resolver el estrés del momento. No hay que modificar cosas que están funcionando, y menos en un momento tan delicado. Para mejorar las relaciones laborales, o la flexibilidad del despido, la reforma del sistema de pensiones o la fiscalidad, hay que compaginar lo que llamo ‘flexiseguridad’, pero son cosas demasiado delicadas para el momento presente si se hacen sin consenso amplio”.

Cuerva apuntó otros temas pendientes y polémicos, como que el 24% del PIB sea economía sumergida, “eso sí es una una lacra; la morosidad entre las administraciones públicas y las empresas, y entre las empresas mismas, eso también habría que resolverlo; habría que simplificar la administración y ser más eficiente a futuro… Pero hoy es un momento crucial, hay una bolsa de ingentes fondos de la UE que llega a España y el éxito o fracaso va a depender de cómo lo administren los políticos. Deberían contar con la pyme, y la pyme contar con la innovación como vector principal de desarrollo. Solo el 1,24% del PIB está destinado a I+D, lejísimo del objetivo del 3% de los acuerdos de Lisboa. Hay que digitalizar la empresa y pensar en esa transformación, en hacer una transición de nuestros sectores tradicionales asociados con la tecnología y la innovación a nuevos sectores y escenarios que se puedan abrir”.

El revés de Nadal

A continuación, el economista José Mª Gay de Liébana explicó la revolución tecnológica y su papel en la nueva economía, subrayando cómo la innovación sigue siendo una asignatura pendiente muy importante para poder avanzar. En este sentido, España está muy lejos de otros países en los que la inversión en I+D se refiere, con apenas un 1,24% de su PIB. “En el ranking mundial 2019: en primer lugar, destaca EEUU con 74.600 millones de euros, y eso a pesar de la conflictividad comercial con China. En segundo puesto el conjunto de la Unión Europea de los 27 -cuarto puesto si solo se contempla Zona Euro- y España en octavo lugar con 1.245 millones de euros”, señalaba Gay de Liébana. “Y están ahí porque tienen más premios Nobel que nadie. España solo tiene 7 (8 si contamos al García Márquez) pero de Ciencias solo dos, es una asignatura pendiente de siempre. El secreto del éxito en los países más desarrollados está en el I+D+i. En España, en 2016 fue el 1,19% del PIB, en 2017 del 1,21% y en 2018 del 1,24%, eso es apenas 15.000 millones de euros, lejos de tantos países incluso del tamaño de Portugal”.

Para mostrar qué deben hacer las empresas para alcanzar el éxito, Gay de Liébana puso como ejemplo a las grandes empresas del sector TIC, que están concentradas todas fuera de la UE. “Mirando Wall Street el 25 de mayo, por capitalización bursátil las primeras empresas son Microsoft, Apple, Amazon, Alphabet (que también es Google) y Facebook. También por ahí está Alibaba y Tencent, que son chinas, por encima de las demás. En esta época de covid-19 han mejorado incluso en 200.000 millones de euros. Y no hay ninguna europea. Es por eso que debemos inclinarnos hacia las nuevas tecnologías. Estas empresas invierten entre el 6 y el 19% de su facturación en I+D+i, y lo tienen como un activo, no como un gasto. Los cinco primeros han destinado 108.642 millones de dólares en I+D frente a los 900.000 que facturaron”.

Pero todas ellas empezaron como pequeñas empresas y su secreto reside en que tienen las cuentas saneadas, lo que las hace realmente fuertes frente a los embates. “Tienen en cash casi la mitad de su patrimonio, entre el 46 y el 48%. Los balances saneados permiten que estas empresas inviertan en innovación tecnológica, en valor añadido para su negocio, algo clave para hacer frente a la situación actual”, continuaba el doctor en Economía, que mostraba la fórmula mágica. “Hay que reinventarse. no queda otra. Tener una empresa con finanzas robustas, con balances saneados y liquidez, cuidando la deuda a corto plazo, con una estructura adecuada y liviana de gastos y bien dimensionada”.

Gay de Liébana, que se jacta de ser pareja de tenis de Manolo Orantes, pone el ejemplo de otro de nuestros mejores tenistas. “No en balde los años pasan para todos, pero por Rafa Nadal pasan décadas y siguen ganando. Y es que es capaz de irse renovando, y ya puede salir nuevas figuras, que Rafa se impregnan del espíritu del cambio para mejorar cada día, aprendiendo siempre”.

Entorno VUCA

Cerrando las intervenciones de este encuentro, Josep Aragonés, CEO de Wolters Kluwer Tax & Accounting en España, reflexionó sobre cómo la tecnología y el liderazgo en un mundo VUCA (volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad) pueden influir favorablemente, pues es imposible para cualquier empresa absorber tanto cambio regulatorio. Según Aragonés, “en Wolters Kluwer tenemos conocimiento, servicios y tecnologías para ayudar a las empresas a competir en estos mercados tan hiperconectados. Pero como diría aquel, ‘gracias por llegar tarde’; en apenas tres meses han tenido que acelerar su digitalización de tres años, y muchas han logrado salir transformadas gracias a la tecnología, y esta es una tendencia imparable”.

Para el CEO de Wolters Kluwer, más que de transformación digital, tenemos que hablar de una transformación empresarial más amplia que abarca tecnología, mercados, regulación y personas, en especial tecnología y personas, sobre todo teniendo en cuenta que los hábitos también están cambiado: antes el foco estaba en el acto de comprar, pero ahora está en el lado de la experiencia y el disfrute. “Pero la transformación digital es más bien transformación empresarial, que yo diría basada en cuatro pilares: La tecnología; que es un medio, no un fin. Los mercados; basados en una creciente globalización, en su necesidad de reinversión o en la disrupción. La regulación; la hecatombe de estos meses y las medidas extremas solo se puede traducir en unas semanas de miedo al tener que actualizar las aplicaciones con los cambios legislativos de un día para otro, mientras que otro aspecto a futuro va a ser regular la ética en la inteligencia artificial (que ya es utilizada por el 40% de las compañías). Y las personas; la gestión del talento sigue siendo fundamental, y más en unos entornos donde conviven hasta cuatro generaciones (los Silver Surfers de más de 60 años, los Boomers de más o menos 50 años, los Millennials cumpliendo los 40 años y los Zetas que ya pasan de los 20 años)”.

En este sentido, Aragoneses señaló que “si las empresas somos capaces de gestionar la tecnología y el talento adecuadamente, haciendo las compañías más humanas, la fórmula es ganadora”. Según Aragonés las claves para impulsar la transformación empresarial son pensar en el proceso para poner tecnología en la empresa y priorizar; pensar en si la tecnología es la más adecuada para la criticidad de tu negocio; y apostar por tecnologías abiertas que puedan integrarse con el entorno e impulsen la operatividad.

Esto exige poner tecnología en una especie de Win-Win, ahí dónde va a ser más efectiva, en algún punto de la cadena, y no en todo a la vez, para tener así un mayor retorno y un valor que percibirá mejor tu cliente. La tecnología no arregla un mal negocio. Influye en el proceso, por eso hay que priorizar dónde es más adecuada, si en el escaparate, si en la producción, si en el servicio de atención… Sin duda precisa de una adecuación y valorar en función de la criticidad. Ahora nadie mete en commodities, pero si se trata de tocar el core, mejor no te la juegues. La tecnología nunca es cara o barata, depende de la criticidad del proceso al que se aplique”, comentaba el directivo de Wolters Kluwer, que añadió :”También hay que pensar en la integración, y elegir tecnologías que tengan que ver con tu operativa y encaje en todo el ecosistema a través de APIs”.

En este sentido, Aragoneses lo tiene claro: “Necesitamos meter imaginación, para encontrar modelos de innovación, siquiera que sea como mi pescadero que en pleno confinamiento se le ocurrió crear un grupo de Whatsapp con sus clientes para mandar las ofertas del día, y sobre todo confianza en las personas, como ha demostrado en general el teletrabajo. Es la energía necesaria para crecer. Pero hay que aprender a conjugar estas tres palabras mágicas: conciliación, flexibilidad y operatividad”.

Para finalizar, se hizo referencia a que el 51,5% del PIB se va en gasto público: “¡ojo dónde se invierte! Hay que contener el gasto y a la vez saber invertir en dónde se necesite”.

«Hay que reinventarse. no queda otra. El secreto es tener una empresa con finanzas robustas, con balances saneados y liquidez, cuidando la deuda a corto plazo, con una estructura adecuada y liviana de gastos y bien dimensionada» (Gay de Liébana)

 

 

 

 

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