LedaMC celebra el encuentro ‘IA Post-Hype: Lo que funciona, lo que no y lo que viene’
El encuentro ‘IA Post-Hype: Lo que funciona, lo que no y lo que viene’, organizado por la consultora española LedaMC, reunió a directivos de compañías como Iberia, Acciona, Repsol, Prosegur y OEPM en una mesa redonda sobre el verdadero impacto de la IA en las empresas celebrado en el Utopicus La Habana (Madrid). Y es que tras la euforia inicial de la Inteligencia Artificial, muchas organizaciones se preguntan si realmente están aprovechando su potencial.
El objetivo que perseguía el encuentro era debatir sobre el estado actual de la IA en la empresa, honesta y sin adornos. Moderado por Julián Gómez, Chief Digital Officer de LedaMC, se contó como ponentes con María José Peral, CEO del Instituto de Inteligencia Artificial, Manuel Rodríguez, CIO en Agroseguro, y Carlos González Jardón, director de Gobierno y Arquitectura IT en Abanca.
La sesión se abrió con una reflexión de Dácil Castelo, CEO de LedaMC, que resumió el tono del debate: “A la IA hay que ponerle sabiduría humana”. Para Castelo, la clave no está en la tecnología en sí, sino en “combinar la inteligencia artificial con pensamiento crítico y en usar su potencia para generar más valor con propósito”.

Del entusiasmo inicial al uso con sentido
La conversación arrancó valorando el impulso irreflexivo con que muchas empresas se lanzan a adoptar la IA sin una estrategia clara. González Jardón reconoció que esta situación sigue siendo habitual: “Cuando te dejas llevar por el hype, te olvidas de que las cosas deben tener un sentido. A veces, como tecnólogos, hemos perdido la batalla ante la presión de la dirección y hay que recuperarla”.
Para él, gran parte del problema es la percepción errónea que se tiene de la IA dentro de las organizaciones: “Es importante poner en valor lo que cuesta montar la tecnología, no existen botones mágicos. Y además hay que saber medir la eficiencia de los desarrollos para demostrarlo. Y en eso muchas empresas fallan”.
En línea similar, el CIO en Agroseguro apuntó que el miedo a quedarse atrás sigue presente: “Existe mucho FOMO en tecnología. Pero, afortunadamente, nosotros trabajamos en proyectos que pensamos que van a aportar valor. Parte del ROI es entender la potencialidad real de cada iniciativa”.
Por su parte, María José Peral defendió la necesidad de “una reeducación empresarial” para desterrar la idea de que la IA es una solución mágica. “Las compañías empiezan a entender que hay que evaluar el impacto de cada iniciativa antes de dejarse deslumbrar por los efectos WOW”, explicó.
Casos reales con valor silencioso
Al abordar la cuestión de los casos de éxito, los tres coincidieron en que la mejor IA es la que pasa desapercibida. Peral describió cómo su organización utiliza modelos generativos para mejorar la experiencia de los alumnos “sin perder la interacción humana”, mientras que Rodríguez compartió el caso de un detector de fraude que lleva un par de años operativo en Agroseguro, con “un retorno fenomenal y un gran aprendizaje interno”.
González Jardón recordó que “la visibilidad está bien, pero sin olvidar cuál es nuestro negocio y a qué nos dedicamos, y en banca la confianza es el activo más importante, si la perdemos, perdemos al cliente”. Por eso sus proyectos de IA se centran en procesos internos o de soporte, “nunca en elementos que puedan comprometer la relación con el cliente”.
Otro aspecto que destacó el representante de Abanca fue la necesidad de tener en cuenta que los patrones de conducta de los usuarios pueden cambiar al interactuar con la tecnología. Y así les sucedió con una herramienta que revisa la documentación de las solicitudes de productos y guía a los usuarios sobre lo que falta. “Vimos que los usuarios empezaron a enviar las solicitudes prácticamente sin documentación, para no leerse los requisitos y que fuera la herramienta la que les indicara los documentos que necesitaban enviar”. Este ejemplo evidencia que incluso las soluciones más discretas requieren monitorización constante y aprendizaje continuo para evitar efectos inesperados.
El papel de la sabiduría humana
Otro de los temas más debatidos fue la necesidad de combinar IA generativa con pensamiento crítico. “Los modelos son probabilísticos, te dan la respuesta más probable, no necesariamente la correcta, y por eso el criterio humano sigue siendo imprescindible”, señaló Rodríguez.
Al hilo de estas afirmaciones, González Jardón advirtió que “el verdadero problema no son las alucinaciones de la IA, sino las nuestras: cuando confiamos en ella sin entender cómo funciona ni qué sesgos contiene”.

Los tres ponentes coincidieron en que educación, curiosidad y formación continua son la mejor protección ante el rápido avance tecnológico. Como apuntó la CEO del Instituto de Inteligencia Artificial, “más que protegerse de la IA, hay que leer, aprender y mantenerse al día”.
Seguridad, datos y sostenibilidad
El debate también abordó otros temas críticos en la adopción de la IA: la seguridad y la fiabilidad de los datos en las iniciativas tecnológicas. Para González Jardón, la protección de la información es prioritaria, especialmente en sectores sensibles como la banca: “Como banco, la seguridad de los datos es nuestra gran preocupación. Sabiendo que la protección completa no existe, sí que nos esforzamos en dar los pasos correctos para acercarnos lo más posible a ella”.
María José Peral apuntó a la cultura de datos como factor determinante: “La falta de cultura de datos en muchas empresas sigue siendo un freno: no hay buena cultura de datos.” Respecto a la importancia de los datos, González Jardón recalcó que “la IA, si no tiene datos o los datos no son fiables, no sirve para nada. La IA sin datos buenos genera datos malos”.
El debate también puso sobre la mesa la preocupación por una posible burbuja de la IA, tanto tecnológica como formativa. El mismo González Jardón advirtió: “Sigue habiendo mucho hype. Pero la IA ha venido para quedarse, habrá ajustes, pero no desaparecerá”. Mientras que Peral reforzó la idea desde el ámbito educativo: “Sí hay una burbuja formativa: hay cursos para todo. Es fundamental enseñar a usar la IA de forma crítica y responsable, valorando no solo que se use, sino cómo se use.”
Manuel Rodríguez, respecto a la sostenibilidad de los proyectos y los cambios en tecnología, afirmó que “sí hay que protegerse de los cambios. Siempre hay que tener en cuenta el valor que te aporta una nueva tecnología, el presupuesto… Hay que tener en cuenta el coste de oportunidad, no podemos subirnos a todo lo nuevo”.
Los tres coincidieron en que la IA puede ser una herramienta poderosa, pero necesita datos fiables, formación adecuada, prácticas responsables y un uso consciente que priorice la seguridad.
Una IA aplicada con propósito
El encuentro concluyó con una reflexión sobre la responsabilidad compartida de empresas y líderes tecnológicos a la hora de construir una IA útil, que además debe ser medible y sostenible en el tiempo. “La IA ha democratizado la tecnología, pero ahora toca hacerla verdaderamente útil, incorporándola allí donde aporta valor y midiendo su impacto real”, afirmó Gómez en el cierre del evento.

La consultora LedaMC lleva más de dos años aplicando esta visión en sus propios proyectos, integrando Inteligencia Artificial Generativa en procesos como la estimación de software, la mejora de requisitos, la generación de casos de prueba o el análisis de productividad dentro de su herramienta Quanter, con el objetivo de que las organizaciones logren más con menos.




